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Libro : La Mala Hora - García Márquez, Gabriel

Modelo 07475778
Fabricante o sello Vintage Espanol
Peso 0.22 Kg.
Precio:   $67,109.00
Si compra hoy, este producto se despachara y/o entregara entre el 15-05-2025 y el 25-05-2025
Descripción
-Titulo Original : La Mala Hora (Spanish Edition)

-Fabricante :

Vintage Espanol

-Descripcion Original:

En La mala hora, Gabriel Garcia Marquez construye una inolvidable fabula sobre la violencia colectiva. Al pueblo ha llegado la mala hora de los campesinos, la hora de la desgracia. La comarca ha sido “pacificada” despues de una guerra civil. Han ganado los conservadores, que se dedican a perseguir cruel y pertinazmente a sus adversarios liberales. Al alba de una mañana, mientras el padre Ángel se dispone a celebrar la misa, suena un disparo en el pueblo. Un comerciante de ganado, advertido por un pasquin pegado a la puerta de su casa de la infidelidad de su mujer, acaba de matar al presunto amante de esta. Es uno mas de los pasquines anonimos clavados en las puertas de las casas, que no son panfletos politicos, sino simples denuncias sobre la vida privada de los ciudadanos. Pero no revelan nada que no se supiera de antemano: son los viejos rumores que ahora se han hecho publicos; y a partir de ellos estalla la violencia subyacente bajo una luz torrida, espesa, cansada y pegajosa, en una serie de escenas encadenadas de inolvidable belleza. About the Author Gabriel Garcia Marquez, nacido en Colombia, fue una de las figuras mas importantes e influyentes de la literatura universal. Ganador del Premio Nobel de Literatura, fue ademas cuentista, ensayista, critico cinematografico, autor de guiones y, sobre todo, intelectual comprometido con los grandes problemas de nuestro tiempo, en primer termino con los que afectaban a su amada Colombia y a Hispanoamerica en general. Maxima figura del realismo magico, fue en definitiva el hacedor de uno de los mundos narrativos mas densos de significados que ha dado la lengua española en el siglo xx. Entre sus obras mas importantes se encuentran las novelas Cien años de soledad, El coronel no tiene quien le escriba, Cronica de una muerte anunciada, La mala hora, El general en su laberinto, El amor en los tiempos del colera, Memoria de mis putas tristes, el libro de relatos Doce cuentos peregrinos, la primera parte de su autobiografia, Vivir para contarla, y sus discursos reunidos, Yo no vengo a decir un discurso. Fallecio en 2014. Excerpt. © Reprinted by permission. All rights reserved. El padre A ngel se incorporo con un esfuerzo solemne. Se froto los pa rpados con los huesos de las manos, aparto el mosquitero de punto y permanecio sentado en la estera pelada, pensativo un instante, el tiempo indispensable para darse cuenta de que estaba vivo, y para recordar la fecha y su correspondencia en el santoral. -Martes cuatro de octubre-, penso ; y dijo en voz baja: -San Francisco de Asi s-. Se vistio sin lavarse y sin rezar. Era grande, sangui neo, con una apacible figura de buey manso, y se movi a como un buey, con ademanes densos y tristes. Despue s de rectificar la botonadura de la sotana con la atencio n la nguida de los dedos con que se verifican las cuerdas de un arpa, descorrio la tranca y abrio la puerta del patio. Los nardos bajo la lluvia le recordaron las palabras de una cancio n. --El mar crecera con mis la grimas- -suspiro . El dormitorio estaba comunicado con la iglesia por un corredor interno bordeado de macetas de flores, y calzado con ladrillos sueltos por cuyas junturas empezaba a crecer la hierba de octubre. Antes de dirigirse a la iglesia, el padre A ngel entro en el excusado. Orino en abundancia, conteniendo la respiracio n para no sentir el intenso olor amoniacal que le haci a saltar las la grimas. Despue s salio al corredor, recordando: -Me llevara esta barca hasta tu suen o.- En la angosta puertecita de la iglesia sintio por u ltima vez el vapor de los nardos. Dentro oli a mal. Era una nave larga, tambie n calzada con ladrillos sueltos, y con una sola puerta sobre la plaza. El padre A ngel fue directamente a la base de la torre. Vio las pesas del reloj a ma s de un metro sobre su cabeza y penso que au n teni a cuerda para una semana. Los zancudos lo asaltaron. Aplasto uno en la nuca con una palmada violenta y se limpio
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