-Titulo Original : Dona Milagros
-Fabricante :
CreateSpace Independent Publishing Platform
-Descripcion Original:
VOZ DEL ESPÍRITU DE DIOS.- (Que sale de una ardiente nube.) No estaras entre los santos, ni entre los virgenes, porque no lo eres. Entre los martires y confesores bien podrias, pues algun martirio padeciste y algunas veces me confesaste. Si solo los santos entrasen en el cielo, muy solitaria se hallaria mi mansion. La santidad, como el genio luminoso y la belleza soberana, es patrimonio de pocos. ¿Has imaginado tu que Yo crie, perfeccione y redimi al genero humano para destinarle a condenacion eterna, verle retorcerse en el fuego del Purgatorio o aullar en los braseros del Infierno? EL HÉROE.- (Transportado de alegria.) Señor, es cierto que si peque, mi corazon no es el de un malvado. Yo deseaba guardar tus mandamientos, aunque no los he guardado siempre, y en Ti he creido y esperado con firmeza. Nunca, aun en medio de las pruebas que te dignaste enviarme, se entrego mi alma a la negra desesperacion, ni oso desconfiar de Tu providencia, ni censurar Tu obra, ni renegar del don precioso de la vida que otorgaste a Tus criaturas. No te servi con el celo y fervor que debiera, pero Tu sabes que no he sido impio. Sin embargo, estoy confuso… Nada hice bueno, y algo malo si… ¡Algo muy malo!… VOZ DEL ESPÍRITU.- (Suave, armoniosa y musical, como si brotase de los registros mas delicados de un organo.) Has amado mucho. Recuerda que a quien mucho ama, mucho se le perdona. Tu corazon fue un foco de ternura. Eres el Padre, por otro nombre el Pelicano. En tus parpados hay huellas de llanto y señales de prolongadas vigilias. En tus manos no veo ni oro ni jirones de honra. Ábrelas… Estan vacias. En una de ellas… EL HÉROE.- (Temblando, lloroso y contrito.) Señor, Tu que todo lo comprendes, ¿no distingues esta… esta manchita… asi… roja?… ¡Misericordia, Señor… Misericordia de mi! VOZ DEL
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CreateSpace Independent Publishing Platform
-Descripcion Original:
VOZ DEL ESPÍRITU DE DIOS.- (Que sale de una ardiente nube.) No estaras entre los santos, ni entre los virgenes, porque no lo eres. Entre los martires y confesores bien podrias, pues algun martirio padeciste y algunas veces me confesaste. Si solo los santos entrasen en el cielo, muy solitaria se hallaria mi mansion. La santidad, como el genio luminoso y la belleza soberana, es patrimonio de pocos. ¿Has imaginado tu que Yo crie, perfeccione y redimi al genero humano para destinarle a condenacion eterna, verle retorcerse en el fuego del Purgatorio o aullar en los braseros del Infierno? EL HÉROE.- (Transportado de alegria.) Señor, es cierto que si peque, mi corazon no es el de un malvado. Yo deseaba guardar tus mandamientos, aunque no los he guardado siempre, y en Ti he creido y esperado con firmeza. Nunca, aun en medio de las pruebas que te dignaste enviarme, se entrego mi alma a la negra desesperacion, ni oso desconfiar de Tu providencia, ni censurar Tu obra, ni renegar del don precioso de la vida que otorgaste a Tus criaturas. No te servi con el celo y fervor que debiera, pero Tu sabes que no he sido impio. Sin embargo, estoy confuso… Nada hice bueno, y algo malo si… ¡Algo muy malo!… VOZ DEL ESPÍRITU.- (Suave, armoniosa y musical, como si brotase de los registros mas delicados de un organo.) Has amado mucho. Recuerda que a quien mucho ama, mucho se le perdona. Tu corazon fue un foco de ternura. Eres el Padre, por otro nombre el Pelicano. En tus parpados hay huellas de llanto y señales de prolongadas vigilias. En tus manos no veo ni oro ni jirones de honra. Ábrelas… Estan vacias. En una de ellas… EL HÉROE.- (Temblando, lloroso y contrito.) Señor, Tu que todo lo comprendes, ¿no distingues esta… esta manchita… asi… roja?… ¡Misericordia, Señor… Misericordia de mi! VOZ DEL

