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Libro : El Mañana Memorias De Un Exodo Cubano - Ojito,...

Modelo 07277151
Fabricante o sello Vintage Espanol
Peso 0.26 Kg.
Precio:   $55,179.00
Si compra hoy, este producto se despachara y/o entregara entre el 15-05-2025 y el 25-05-2025
Descripción
-Titulo Original : El Mañana Memorias De Un Exodo Cubano

-Fabricante :

Vintage Espanol

-Descripcion Original:

En esta memoria sobre una niña, dos culturas y una lucha por la libertad, la periodista Mirta Ojito, ganadora del Premio Pulitzer, vuelve al evento en su adolescencia que cambio su vida para siempre: el exodo en el 1980 de mas de 125.000 cubanos, mejor conocido como el puente maritimo del Mariel. Con perseverancia y mucho corazon, Ojito logra localizar en Cuba y Estados Unidos a los individuos -ya olvidados por la historia- cuyas acciones desencadenaron los sucesos que impactaron su vida y la de otros miles de cubanos a ambos lados del Estrecho de la Florida. Su libro es un relato conmovedor de como una niña crecio desgarrada entre las criticas contra el gobierno que reinaban en su casa y el arrastre de una revolucion que exigia lealtad absoluta. El Mañana ofrece una mirada inolvidable dentro del corazon de una valiente refugiada adolescente. Review “Es imposible no admirar la valentia, la sinceridad, la entereza moral de la escritura de Ojito”. - The New York Times“En El Mañana, Mirta Ojito logra rectificar en gran medida la vision del Mariel y concederle cierta pospuesta dignidad a ese hijastro maltrecho de la historia del exilio”. - Los Angeles Times“Como muchos exiliados cubanos, Ojito afirma que dejo parte de su alma en Cuba. La buena noticia es que el resto llego intacto. Gran parte de esa alma alienta este libro”. - St. Petersburg Times About the Author Mirta Ojito nacio en La Habana, Cuba, y llego a EstadosUnidos en 1980 en un barco llamado Mañana como parte del puente maritimo del Mariel. Ha recibido el premio de la Sociedad Norteamericana de Editores de Periodicos por sus reportajes en el extranjero, y compartio el Premio Pulitzer de reportajes nacionales del año 2001 por su contribucion a la serie del New York Times “How Race Is Lived in America”. Su trabajo ha aparecido en varias antologias, entre ellas Written into History: Pulitzer Prize Reporting of the Twentieth Century from The New York Times. Ojito es profesora de periodismo en la Universidad de Columbia en Nueva York, donde vive con su esposo y sus tres hijos. Excerpt. © Reprinted by permission. All rights reserved. UNO Gusanos ¿Que? grite, subiendo de mala gana la escalera hacia nuestro apartamento. ¿Que quieres? pregunte abriendo la puerta de un tiron. Estaba jugando en casa de mi mejor amiga, en la acera del frente, cuando la voz de mi madre, desde el balcon, me habia obligado a suspender el juego y correr a casa. Cuando entre, mi hermana me miro expectante, pero no dijo nada. Una sensacion de temor se apodero de mi, y mire a mi madre en busca de pistas. Años de estudiarle el rostro me habian vuelto experta en descifrar sus estados de animo. Con mirarle furtivamente la boca o la frente sabia la clase de dia que nos esperaba. Un ceño fruncido, solo, era signo de aburrimiento o cansancio; un ceño fruncido acompañado de ojos entrecerrados queria decir colera y advertia de consecuencias por mal comportamiento. Una frente sin arrugas, y a veces incluso ojos vivaces, significaba un respiro de su incesante pesimismo o de su tristeza. Los dias de ojos vivaces podia esperar cualquier sorpresa de mi madre: un ratoncito muerto flotando en una paila de agua, un arroz con leche tibio al regresar de la escuela, una blusa nueva hecha de los retazos guardados de su costura o la promesa de que, a las siete de la noche, me dejaria ir a casa de la vecina a ver mi programa favorito de television. Pero hoy estaba distinta. Hoy parecia contenta. Su cara redonda, enmarcada por el pelo negro y sedoso, se veia receptiva y calida, apacible y con la luminosidad de un antiguo traje de bodas de satin blanco. Sus ojos oscuros levemente achinados brillaban. Ni cuenta parecia haberse dado de mi tono de alarma. ¡Oh, no! pense, nos llego la salida. Y senti pesar, porque en el verano de 1974, a los diez años, nada hubiera causado mas alegria a mis padres -y tristeza a mi- que el permiso de emigrar a Estados Unidos. No recuerdo
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